TARIFA-TANGER: TAN LEJOS,TAN CERCA.

TARIFA – TANGER

La Sacristía, El Francés, El Ambigú, El Ancla .

El Minzah, Le Marquis, La Española, Café de Paris.

En un viaje  express, la Guia Gastronómica de la Costa del Sol cruza de nuevo el enigmático Estrecho de Gibraltar.  La atractiva localidad de Tarifa, ya sin la avalancha habitual de turistas de los meses de julio y agosto, se convierte en nuestra primera escala técnica.

Después de tomar unas asequibles tapas -ensaladilla rusa, huevas o melva con pimientos (1-3 euros)- en los numerosos bares distribuidos a lo largo del casco antiguo,  es casi una obligación  probar algunas de las joyas marinas que se capturan en las fertiles aguas del Estrecho: Urta, Voraz, Pez Limón o el cada vez más cotizado y escaso Atún de almadraba.

En el bar El Francés (C. Sancho IV El Bravo,21) se ofrece una cuidada cocina casera española a precios asequibles (15-20 euros), como la «Ensalada de calamares y gambas»,  el «Gallo al Coñac»,  unas crujientes «Tortitas de camarones »  o un sorprendente «Rabo de Toro».  Además, su pequeña terraza  de verano es agradable y el  ambiente,  juvenil y desenfadado.

Como opción  más convencional -sobre todo en lo estético- , está el restaurante El Ancla (Avda. de las Fuerzas Armadas , 15. 20-25 euros), en cuyo mostrador se exhiben grandes piezas de pescados salvajes y mariscos frescos de indudable calidad. Y de postre, recomendamos  los pasteles artesanales de El Ambigú (Sancho IV,26 c) , flamante pasteleria  alemana. Nuestro alojamiento,  la Posada La Sacristía (C. San Donato, 8 ) : habitaciones chic (desde 117 euros)  y desayuno excelso.

En la otra parte del Estrecho, el Petit Taxi  recorre velozmente el Bulevar Pasteur  para hacer parada en el Gran Café de Paris, un legendario local que apenas ha cambiado en los últimos ochenta años. En su contemplativa  terraza se toma el omnipresente  Te marroqúi con hierbabuena, un zumo de naranja recien exprimido, un buen café o un  croissant  (menos de 10 dirhams, 1 euro) mientras las horas pasan en el gran escaparate que es Tanger.

Le Marquis (Rue Bouthtouri,18) es otro de los must de esta ciudad  cosmopolita que obtuvo el estatus de  Zona Internacional. En sus paredes todavia cuelgan imágenes de actores de Hollywood o intelectuales  como el gran Paul Bowles, compositor y escritor de culto que vivió como nadie la época dorada tangerina. Cocina francesa antigua con encanto (25 euros). Ojo con los vinos y champanes  galos, suelen disparar la cuenta escandalosamente.

Una visita a El Minzah (Rue de la Liberte 85) , majestuoso hotel de lujo decante inaugurado en 1931, es imprescindible. Dispone  de un » Wine bar»  -pequeño bistro de ambiente vintage- , un restaurante de cocina internacional y otro de cocina tradicional marroquí, en el que además de sus especialidades árabes  -cous-cous, pinchitos de cordero, ensaladas de zanahoria o tajin de pescado o pollo-  se ofrece la   vistosa -y algo turística- danza del vientre. Precios altos (400-500 dh).

Los dulces marroquies y otras especialidades  tradicionales de origen europeo como la baguette o el coissant,  están presentes en numerosas pastelerias del centro de la ciudad.  La Española (Rue de la Liberte, 6)  o Le Petit Prince (Bulevar Pasteur)  son  de las más veteranas, y llaman la atención,  a pesar de su intenso dulzor,   sus elaboraciones a base de almendra, miel y datiles, como «El cuerno de la Gacela».  Precio, unos 120 dh el kilo.

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  Comentario: 4


  1. joooo que ganas de iiiir! que buena pinta!

  2. Rafamateo


    Para definir este viaje a Tánger me remitiría al término SUBLIME en su precisa acepción. He podido sentir lo que verdaderamente significa. Percibir el peligro y la inmundicia del exótico Zoco Chico, a la vez que la belleza de la arquitectura colonial en su estado más decadente o el glamour espeluznante del hotel Minzah. El guía Von Petry, imprescindible para el éxito de la expedición.


  3. Tuve el gran placer de acompañar a estos dos viajeros (que no turistas) hasta tarifa. Sabía que Von Petry conocía casi perfectamente la ciudad de Tanger, pero mi gran alegria y satisfación ha sido el saber que a Rafamateo le ha parecido SUBLIME (término perfecto pare deficir la ciudad).

    Aparte de la gastronomia que tan bien describís, yo añadiría el sonido (mejor rumor) envolvente y continuo que ofrece la ciudad y las increibles vistas del solarium (y su ambiente) del hotel «La tangerina».

    Seguid viajando y escribiendo articulos tan agradables de leer.


  4. De acuerdo con todo redactado en el artículo. La ciudad esa mágica me sorprendió con sus encantos. No fue así en cuanto la visité hace 25 años. La comida riquísima, olores con fragancia de especias, los sonidos de las salmodias y cantos que emanan de todas la partes se hacen recordar que el país ese es musulman … total, una experiencia para todos los sentidos.

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